Una memoria amarga construida con un afinado sentido del humor. Donde la condición del exiliado se universaliza y se traduce en condición del desplazado, del desarraigo o de la marginalidad. Una pieza que reflexiona sobre la memoria, pero también sobre el olvido. Sobre los motivos que conducen al exilio pero también al comportamiento costumbrista de arquetipos de personajes, posibles habitantes de cualquier pueblo del planeta.

La obra narra los sucesivos encuentros entre Oscar y Bruna, dos exiliados que en el transcurso de un tiempo impreciso recuerdan episodios de su pueblo: Nuestra señora de las nubes. Recuerdos por el que transita una variopinta galería de personajes, habitantes de un mundo cargado de imperfecciones, pero donde las esperanzas y los sueños ocupan un destacado lugar. Como cuando don Tello pasea a su hija vestida de novia, mostrándoles a los hombres sus manos sin sortijas en los dedos. O como cuando la abuela de Josefa narra a Memé, tonto del pueblo, su árbol genealógico. O incluso cuando al ritmo de un froxtot el señor gobernador cuenta la hecatombe que ha causado Memé influenciado por los cuentos de su abuela.

Compañía: El Óbalo Producciones